sábado, 18 de abril de 2015

LOS GUAYOS TENIA SU TREN


LOS GUAYOS TENÍA SU ESTACIÓN FERROVIARIA

 

Como todo centro poblado de principios de siglo XX, en Los Guayos había una estación del llamado ferrocarril Alemán que partía desde la actual Plaza Los Enanitos en Valencia, salía del centro de la ciudad, cruzaba sobre el Cabriales, recorría San Blas, bordeaba el cerro del Morro, y se dejaba ir en línea recta hasta el pueblo de Los Guayos donde tenía una estación de carga de víveres y pasajeros, para luego proseguir por el eje Guacara, San Joaquín, Mariara, Maracay hasta la Estación de Caño Amarillo en Caracas.

La estación que estaba en Los Guayos, quedaba donde actualmente está el llamado Callejón La Línea, cerca del antiguo canal de Malariología en una vieja casa cuyos restos aún pueden apreciarse. Según una entrevista realizada al Señor Cleto Martínez quien fue vigilante de esta estación por los años cuarenta, nos refiere que esta estación estaba muy arbolada y que a las 6:30 de la mañana llegaba a este punto el ferrocarril. El progreso y los intereses de los nuevos dueños de gandolas lo hicieron desaparecer y la estación cerró en 1957, eliminándose definitivamente en 1965 durante la administración del Presidente Raúl Leoni. La vía ferroviaria en Los Guayos cruzaba completamente todo el actual callejón La Línea siguiendo en línea recta hasta salir del pueblo a través de un puente que había sobre el Río Los Guayos que con el tiempo también desapareció.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

FOTOGRAFÍA QUE DATA DEL AÑO 1958, DONDE SE APRECIAN LAS VÍAS DEL FERROCARRIL QUE PASABA POR LOS GUAYOS. CORTESÍA DEL SEÑOR GERMÁN PÁEZ.

 

EL TEMPLO VERDE

Al referirnos a la Iglesia Parroquial de Los Guayos, nos viene a la mente aquel pequeño pero pintoresco templo ubicado en la vertiente sur este de la plaza Bolívar del pueblo antes mencionado que nos remonta a la época fundacional como doctrina de Indios, la cual entre otras cosas requería entre otros elementos propios a esta vetusta institución la de contar con una pequeña iglesia donde los curas doctrineros enseñaran e inculcaran la fe traída allende los mares desde la madre patria. De hecho, dicho templo presenció, cuando Los Guayos fue elevado a Parroquia eclesiástica el 13 de Junio de 1710. Igualmente es bueno acotar que la parroquia Los Guayos fue aprobada por el Gobernador Manuel Torres de Navarro el 17 de septiembre de 1785 y su primer cura fue Francisco José Gutiérrez.

            Este edificio colonial fue levantado originalmente de madera y paja y tal como lo refiere el eximio historiador Don Torcuato Manzo Núñez, en su libro Historia del Estado Carabobo, dicho templo se empezó a hacer de mampostería en 1751, cuando a los indígenas de esta población se les concedió el derecho de no pagar tributos y en consecuencia, el monto de ello se dispuso para fabricar la iglesia. También refiere que dicha iglesia fue destruida por el terremoto de 1812 ante lo cuál tenemos que la que actualmente se yergue a un lado de la plaza data de principios  del siglo XIX ya en tiempos de la República mas precisamente hacia 1837, aunque según registros de la época aun le faltaban muchos detalles por concluir.

            Este edificio de aspecto colonial de una sola nave, con una estructura igual a las iglesias de Naguanagua y San Diego, ha sido mudo testigo del crecimiento de Los Guayos y de otros hechos bastante folclóricos propios del anecdotario popular. Esta iglesia, dedicada a san Antonio de Papua, siempre ha sido pintada de colores muy solemnes propios de la liturgia romana. Beige, Blanco, amarillo ocre entre otros sobrios y ponderados cromatismos del espectro, aunque en una ocasión se le revistió de un ecológico y fresco color…verde!

            Aunque parezca extraño, según los testigos de este hecho, tal inusual color para un templo católico, se presentó a principio de los años setenta, tal vez por congraciarse con las recién electas autoridades de turno, quizás por aquello de social cristianos o valla usted a saber por cuál elucubración se decidió otorgarle a tan vetusta estructura el sinigual color. Lo cierto es que aquello levantó un revuelo en el pueblo y no hubo más remedio que volver a pintarlo con un color más sobrio tal como se le conoce hasta nuestros días.

Hay que agregar que este templo fue declarado Monumento Nacional en 1946.

 En fin todo un suceso en nuestro pequeño pueblo de Los Guayos, el Pueblo que se negó a morir. Hasta otra vez será!

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