sábado, 18 de abril de 2015


DE TRANSPORTES Y TRANSPORTISTAS
 
            Los Guayos nunca ha sido un lugar privilegiado a la hora de hablar de su transporte pública ni antes cuando era un municipio Foráneo de Valencia, ni ahora que es un Municipio aparte., (no decimos autónomo por que sería una redundancia per se, según los entendidos). De hecho trasladarse desde los Guayos hacia el centro de la ciudad siempre ha sido una experiencia bastante cargada de adrenalina, por no decir religiosa, tanto en tiempos pretéritos como ahora. Sin evocar los tiempos de carretas, jumentos y otros artilugios de sangre del ayer, desde un principio, existía una humilde línea de transporte público que comunicaba a la población a otros lugares como fue la pionera Unión las Agüitas  o Unión de conductores Los guayos. Lo malo era que el servicio era prestado por allá a mediados de los setenta, por medio de pequeñas camionetas tipo vans que eran una verdadera apología a la claustrofobia, por lo pequeñas y por contar con un sistema de vidrios que solo permitía abrir un pequeño resquicio que convertía las fosas nasales en verdaderos probóscides, produciendo en consecuencia, alzas y bajas de tensión, sudaderas copiosas y manifestaciones de angustia sobre todo en los niños de la época.
Sin embargo, el trato amable y servicial de los conductores de esos tiempos permitía sobre llevar muy bien la situación, a pesar del maremagno biliar y estomacal que a veces quedaba reflejada en dichas humildes pero serviciales unidades. Con el tiempo, hicieron su aparición las unidades autobuseras que interconectaron aun mas a Los Guayos, como las recordadas Transporte Coromoto de color blanco y marrón que partían desde la Panadería del Sector Uno de la Vivienda Popular Los Guayos hasta  Campo de Carabobo, por tan solo 1 Bs. de los auténticamente fuertes. También estaban los amarillos autobuses de Colectivos Alfa Y Omega,  los cuales también partían desde la Vivienda hasta la manguita. Entre sus unidades más famosas recordamos al célebre “Trinity” y el llamado “Diosa del Amor”, los cuales eran verdaderas quincallas ambulantes adosadas de peluches, calcomanías y demás accesorios “Disco”.
            Desde las agüitas, desde el sector seis, salían los famosos Transporte Monumental con su característico color rojo y blanco, que luego fueron desapareciendo para dar paso a los Expresos Florida de idéntico color y que causaron furor en su momento. Muchos aun recuerdan al popular “Chiricuto” No. 44 adornado de abundante peluche y música a todo dar (como verán, no es nada nuevo esto de la estridencia colectiva) y la unidad No. 76 con un rotulo en la parte posterior que lo identificaba como el “Amante Salvaje”. Esta unidad estaba exquisitamente pintada con una luz giratoria roja en su parte superior, pero lo innovador en aquellos tiempos era que en su interior poseía en n el techo interno un luz rotativa azul eléctrico, con afiches alusivos a música y el formidable sonido de un “capé 9000”, donde se dejaban oír música dancing de “Magic Mezclas (si, la del conejito en la portada) o algún casete (lo dije bien, casete) con música disco mezclada por las minitecas “Infierno”, “Sandy Lane” o el “Canto del Cisne). Como es de suponerse, muchos jóvenes de esos tiempos lo esperaban ansiosos en las paradas. Los Expresos Florida cubrían la ruta desde Las Agüitas hasta Naguanagua, casi en Carialinda y luego se fueron mudando hacia la Florida, hasta que desaparecieron.. El último de estos llamados expresos que por solo un bolívar le permitían recorrer casi toda Valencia, se dejó ver hasta 1990 aproximadamente, desplazado por las camionetas y el uso y abuso de sus estructuras.
            Igualmente, desde el sector cuatro de las Agüitas, salía el Transporte Michelena, de franjas horizontales anaranjado y negro, que luego pasaron a ser Transporte Guarico, de color blanco con naranja los cuales cubrían la ruta Las Agüitas- Vivienda –Centro –Las Palmeras. En un tiempo a este transporte le agregaron unos autobuses Pegaso que misteriosamente desaparecieron. Al final el último de estos autobuses se le vió rodar triste y desvencijado hasta finales de los noventa.
            Desde el sector seis de Las Agüitas, partían además, unos enormes autobuses blancos con azul, creo que de la marca Marcopolo, muy altos, denominados Transporte El Carmen, que pasaban por la Vivienda hasta el Centro de Valencia. Silenciosamente también desaparecieron sin avisar, lo cual fue triste ya que eran muy cómodos y espaciosos. La población del Roble, también poseía su servicio de transporte encarnado en el Transporte Piedad de color verde y blanco que con el tiempo cambió a Colectivos Santa Rosa. De esto últimos aun subsisten como verdaderas proezas de la ingeniería por las calles de la ciudad de Valencia, algunos hasta el Palotal y otros más osados siguen rumiando las vías del Municipio los Guayos.
            En la actualidad, los únicos autobuses que prestan servicio en el Municipio están a la orden del Transporte La Libertad que van desde Piedras negras hasta la Florida. Las Agüitas se sirve con las camionetitas de  Unión de Conductores las Agüitas y los Guayos pueblo aun posee los tradicionales carritos por puestos que le sirven desde 1974 hasta hoy.
            Como hemos visto, hay cosas que en materia de transporte aun no han cambiado mucho a pesar de nuestra explosión demográfica y estructural. Los viejos buses desaparecieron por lo vetustos. Usted cómodamente podía ir en un puesto mientras a través de la lata del piso podía apreciar el asfalto y sus huecos a través de un elocuente agujero, o estar una hora sobre los asientos de pasta dura un verdadero desafió renal.

            En muchas ocasiones se veía al autobús con la carrocería apuntando hacia algún lado pero con las ruedas derechas en claro desafío a las leyes del equilibrio, abarrotado de pasajeros adosados a sus puertas, donde los usuarios más atrevidos y tóxicos iban a  sentarse hacia atrás  e inhalar aquella nube negra de smog, parida de los vientres de añejos automotores marca REO, BLUE BIRD, WHAITE y otros más antiguos todavía.
            Tal vez ya no les observe por acá, aunque de igual manera, observamos camionetas que si bien son más rápidas y modernas (no siempre), aun lastran los viejos problemas de sobre carga e incomodidad y en el peor de los casos ha dado paso a una nueva degeneración estructural cuasi genética llamada MALANDRONETA, siniestra estructura de vidrios oscuros, música infernal con cinco malandros en cada puerta y donde le espetan al usuario todo tipo de improperios, amén de los atracos y otras vejaciones tropicales.
            Sin embargo y salvando lo último, se trata en esta ocasión de rememorar lo que ha sido el transporte en el Municipio Los Guayos, el pueblo que se negó a morir. Hasta otra vez será.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario