sábado, 18 de abril de 2015


DE TRANSPORTES Y TRANSPORTISTAS
 
            Los Guayos nunca ha sido un lugar privilegiado a la hora de hablar de su transporte pública ni antes cuando era un municipio Foráneo de Valencia, ni ahora que es un Municipio aparte., (no decimos autónomo por que sería una redundancia per se, según los entendidos). De hecho trasladarse desde los Guayos hacia el centro de la ciudad siempre ha sido una experiencia bastante cargada de adrenalina, por no decir religiosa, tanto en tiempos pretéritos como ahora. Sin evocar los tiempos de carretas, jumentos y otros artilugios de sangre del ayer, desde un principio, existía una humilde línea de transporte público que comunicaba a la población a otros lugares como fue la pionera Unión las Agüitas  o Unión de conductores Los guayos. Lo malo era que el servicio era prestado por allá a mediados de los setenta, por medio de pequeñas camionetas tipo vans que eran una verdadera apología a la claustrofobia, por lo pequeñas y por contar con un sistema de vidrios que solo permitía abrir un pequeño resquicio que convertía las fosas nasales en verdaderos probóscides, produciendo en consecuencia, alzas y bajas de tensión, sudaderas copiosas y manifestaciones de angustia sobre todo en los niños de la época.
Sin embargo, el trato amable y servicial de los conductores de esos tiempos permitía sobre llevar muy bien la situación, a pesar del maremagno biliar y estomacal que a veces quedaba reflejada en dichas humildes pero serviciales unidades. Con el tiempo, hicieron su aparición las unidades autobuseras que interconectaron aun mas a Los Guayos, como las recordadas Transporte Coromoto de color blanco y marrón que partían desde la Panadería del Sector Uno de la Vivienda Popular Los Guayos hasta  Campo de Carabobo, por tan solo 1 Bs. de los auténticamente fuertes. También estaban los amarillos autobuses de Colectivos Alfa Y Omega,  los cuales también partían desde la Vivienda hasta la manguita. Entre sus unidades más famosas recordamos al célebre “Trinity” y el llamado “Diosa del Amor”, los cuales eran verdaderas quincallas ambulantes adosadas de peluches, calcomanías y demás accesorios “Disco”.
            Desde las agüitas, desde el sector seis, salían los famosos Transporte Monumental con su característico color rojo y blanco, que luego fueron desapareciendo para dar paso a los Expresos Florida de idéntico color y que causaron furor en su momento. Muchos aun recuerdan al popular “Chiricuto” No. 44 adornado de abundante peluche y música a todo dar (como verán, no es nada nuevo esto de la estridencia colectiva) y la unidad No. 76 con un rotulo en la parte posterior que lo identificaba como el “Amante Salvaje”. Esta unidad estaba exquisitamente pintada con una luz giratoria roja en su parte superior, pero lo innovador en aquellos tiempos era que en su interior poseía en n el techo interno un luz rotativa azul eléctrico, con afiches alusivos a música y el formidable sonido de un “capé 9000”, donde se dejaban oír música dancing de “Magic Mezclas (si, la del conejito en la portada) o algún casete (lo dije bien, casete) con música disco mezclada por las minitecas “Infierno”, “Sandy Lane” o el “Canto del Cisne). Como es de suponerse, muchos jóvenes de esos tiempos lo esperaban ansiosos en las paradas. Los Expresos Florida cubrían la ruta desde Las Agüitas hasta Naguanagua, casi en Carialinda y luego se fueron mudando hacia la Florida, hasta que desaparecieron.. El último de estos llamados expresos que por solo un bolívar le permitían recorrer casi toda Valencia, se dejó ver hasta 1990 aproximadamente, desplazado por las camionetas y el uso y abuso de sus estructuras.
            Igualmente, desde el sector cuatro de las Agüitas, salía el Transporte Michelena, de franjas horizontales anaranjado y negro, que luego pasaron a ser Transporte Guarico, de color blanco con naranja los cuales cubrían la ruta Las Agüitas- Vivienda –Centro –Las Palmeras. En un tiempo a este transporte le agregaron unos autobuses Pegaso que misteriosamente desaparecieron. Al final el último de estos autobuses se le vió rodar triste y desvencijado hasta finales de los noventa.
            Desde el sector seis de Las Agüitas, partían además, unos enormes autobuses blancos con azul, creo que de la marca Marcopolo, muy altos, denominados Transporte El Carmen, que pasaban por la Vivienda hasta el Centro de Valencia. Silenciosamente también desaparecieron sin avisar, lo cual fue triste ya que eran muy cómodos y espaciosos. La población del Roble, también poseía su servicio de transporte encarnado en el Transporte Piedad de color verde y blanco que con el tiempo cambió a Colectivos Santa Rosa. De esto últimos aun subsisten como verdaderas proezas de la ingeniería por las calles de la ciudad de Valencia, algunos hasta el Palotal y otros más osados siguen rumiando las vías del Municipio los Guayos.
            En la actualidad, los únicos autobuses que prestan servicio en el Municipio están a la orden del Transporte La Libertad que van desde Piedras negras hasta la Florida. Las Agüitas se sirve con las camionetitas de  Unión de Conductores las Agüitas y los Guayos pueblo aun posee los tradicionales carritos por puestos que le sirven desde 1974 hasta hoy.
            Como hemos visto, hay cosas que en materia de transporte aun no han cambiado mucho a pesar de nuestra explosión demográfica y estructural. Los viejos buses desaparecieron por lo vetustos. Usted cómodamente podía ir en un puesto mientras a través de la lata del piso podía apreciar el asfalto y sus huecos a través de un elocuente agujero, o estar una hora sobre los asientos de pasta dura un verdadero desafió renal.

            En muchas ocasiones se veía al autobús con la carrocería apuntando hacia algún lado pero con las ruedas derechas en claro desafío a las leyes del equilibrio, abarrotado de pasajeros adosados a sus puertas, donde los usuarios más atrevidos y tóxicos iban a  sentarse hacia atrás  e inhalar aquella nube negra de smog, parida de los vientres de añejos automotores marca REO, BLUE BIRD, WHAITE y otros más antiguos todavía.
            Tal vez ya no les observe por acá, aunque de igual manera, observamos camionetas que si bien son más rápidas y modernas (no siempre), aun lastran los viejos problemas de sobre carga e incomodidad y en el peor de los casos ha dado paso a una nueva degeneración estructural cuasi genética llamada MALANDRONETA, siniestra estructura de vidrios oscuros, música infernal con cinco malandros en cada puerta y donde le espetan al usuario todo tipo de improperios, amén de los atracos y otras vejaciones tropicales.
            Sin embargo y salvando lo último, se trata en esta ocasión de rememorar lo que ha sido el transporte en el Municipio Los Guayos, el pueblo que se negó a morir. Hasta otra vez será.
 
 

LOS GUAYOS TENIA SU TREN


LOS GUAYOS TENÍA SU ESTACIÓN FERROVIARIA

 

Como todo centro poblado de principios de siglo XX, en Los Guayos había una estación del llamado ferrocarril Alemán que partía desde la actual Plaza Los Enanitos en Valencia, salía del centro de la ciudad, cruzaba sobre el Cabriales, recorría San Blas, bordeaba el cerro del Morro, y se dejaba ir en línea recta hasta el pueblo de Los Guayos donde tenía una estación de carga de víveres y pasajeros, para luego proseguir por el eje Guacara, San Joaquín, Mariara, Maracay hasta la Estación de Caño Amarillo en Caracas.

La estación que estaba en Los Guayos, quedaba donde actualmente está el llamado Callejón La Línea, cerca del antiguo canal de Malariología en una vieja casa cuyos restos aún pueden apreciarse. Según una entrevista realizada al Señor Cleto Martínez quien fue vigilante de esta estación por los años cuarenta, nos refiere que esta estación estaba muy arbolada y que a las 6:30 de la mañana llegaba a este punto el ferrocarril. El progreso y los intereses de los nuevos dueños de gandolas lo hicieron desaparecer y la estación cerró en 1957, eliminándose definitivamente en 1965 durante la administración del Presidente Raúl Leoni. La vía ferroviaria en Los Guayos cruzaba completamente todo el actual callejón La Línea siguiendo en línea recta hasta salir del pueblo a través de un puente que había sobre el Río Los Guayos que con el tiempo también desapareció.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

FOTOGRAFÍA QUE DATA DEL AÑO 1958, DONDE SE APRECIAN LAS VÍAS DEL FERROCARRIL QUE PASABA POR LOS GUAYOS. CORTESÍA DEL SEÑOR GERMÁN PÁEZ.

 

EL TEMPLO VERDE

Al referirnos a la Iglesia Parroquial de Los Guayos, nos viene a la mente aquel pequeño pero pintoresco templo ubicado en la vertiente sur este de la plaza Bolívar del pueblo antes mencionado que nos remonta a la época fundacional como doctrina de Indios, la cual entre otras cosas requería entre otros elementos propios a esta vetusta institución la de contar con una pequeña iglesia donde los curas doctrineros enseñaran e inculcaran la fe traída allende los mares desde la madre patria. De hecho, dicho templo presenció, cuando Los Guayos fue elevado a Parroquia eclesiástica el 13 de Junio de 1710. Igualmente es bueno acotar que la parroquia Los Guayos fue aprobada por el Gobernador Manuel Torres de Navarro el 17 de septiembre de 1785 y su primer cura fue Francisco José Gutiérrez.

            Este edificio colonial fue levantado originalmente de madera y paja y tal como lo refiere el eximio historiador Don Torcuato Manzo Núñez, en su libro Historia del Estado Carabobo, dicho templo se empezó a hacer de mampostería en 1751, cuando a los indígenas de esta población se les concedió el derecho de no pagar tributos y en consecuencia, el monto de ello se dispuso para fabricar la iglesia. También refiere que dicha iglesia fue destruida por el terremoto de 1812 ante lo cuál tenemos que la que actualmente se yergue a un lado de la plaza data de principios  del siglo XIX ya en tiempos de la República mas precisamente hacia 1837, aunque según registros de la época aun le faltaban muchos detalles por concluir.

            Este edificio de aspecto colonial de una sola nave, con una estructura igual a las iglesias de Naguanagua y San Diego, ha sido mudo testigo del crecimiento de Los Guayos y de otros hechos bastante folclóricos propios del anecdotario popular. Esta iglesia, dedicada a san Antonio de Papua, siempre ha sido pintada de colores muy solemnes propios de la liturgia romana. Beige, Blanco, amarillo ocre entre otros sobrios y ponderados cromatismos del espectro, aunque en una ocasión se le revistió de un ecológico y fresco color…verde!

            Aunque parezca extraño, según los testigos de este hecho, tal inusual color para un templo católico, se presentó a principio de los años setenta, tal vez por congraciarse con las recién electas autoridades de turno, quizás por aquello de social cristianos o valla usted a saber por cuál elucubración se decidió otorgarle a tan vetusta estructura el sinigual color. Lo cierto es que aquello levantó un revuelo en el pueblo y no hubo más remedio que volver a pintarlo con un color más sobrio tal como se le conoce hasta nuestros días.

Hay que agregar que este templo fue declarado Monumento Nacional en 1946.

 En fin todo un suceso en nuestro pequeño pueblo de Los Guayos, el Pueblo que se negó a morir. Hasta otra vez será!

CONSIDERACIONES GENERALES DE LOS GUAYOS[1]

 

Al revisar todas las fuentes como la Historia del Estado Carabobo de Torcuato Manzo Núñez o el Diccionario Geográfico Universal, nos encontramos con los siguientes datos: Los Guayos es un centro poblado, que otrora fue Municipio foráneo de Valencia con una extensión de 73 Km2. Algunas fuentes dicen 72 y otras más osadas dicen 76Km2. En la actualidad se tiene por cierta la de 72 Km2. Está situado al Este de la capital carabobeña entre las coordenadas geográficas 67º 56’ 49’’ de longitud Oeste y 10º 11’ 30’’ de latitud norte.

            Sus límites son por el Norte con el Municipio San Diego desde la Quebrada de Quirgua por el eje autopista Valencia Caracas hasta la punta Tapiaca, lindero con Guacara. Al Sur con Carlos Arvelo partiendo por la carretera Valencia Guigue por el caño Santa Rita o Central hasta su salida al lago de Valencia. Al Este con Guacara siguiendo el cause de la quebrada Los Dividives hasta el lago de Valencia y al Oeste con la parroquia Rafael Urdaneta por la quebrada de Quirgua de allí siguiendo su curso hasta la carretera Valencia Guigue por dicha vía hasta caño Central.

 

            Originalmente Los Guayos comenzó como una Doctrina de Indios. En este caso, esta Doctrina de Indios fue convertida en pueblo por el Gobernador Francisco de Berroterán el 20 de febrero de 1694 con un Corregidor[2] para 3 pueblos. Un siglo después el Obispo Mariano Martí, dispuso una misión en 1781 y decidió nombrar o conceder unas partes de Guacara a los Guayos y San Diego resultando de esto la elevación de las dos parroquias. La Parroquia de Los Guayos fue aprobada por el Gobernador Manuel Torres de Navarro el 17 de septiembre de 1785 siendo su primer cura Francisco José Gutiérrez.

            Los Guayos, para 1983, estaba conformada por su casco urbano, 28 barrios y dos caseríos. Los primeros barrios fueron:  Agua Dulce, barrio a Juro, Andrés Eloy Blanco (Las Garcitas), Barrial, Cascabel, Los Cerritos, El Charal, 12 de mayo, El Enganche, La Esmeralda, La Glorieta, La guajira, José Miguel Lara, La Glorieta, La Línea, Negro Primero, Los Olivos, Pirital, El Roble, Los Samanes, Samancito, Samán Mocho, San Judas Tadeo (Los jabillos, Los ranchitos),  Santa Rosa, Las Tusas, La Unión, 24 de Junio, 23 de Enero. Las Urbanizaciones son Las Agüitas, Araguaney, Las delicias, Los Guayos, Los Jardines, Malabar, Paraparal, Piedras Negras, Las Garcitas. Los caseríos son La Culebra y el Milagro[3].

            Los Guayos fue registrado por Velasco Mac Pherson[4] como un municipio del Distrito Valencia en ese entonces, con 876 casas y 4730 habitantes, entre el pueblo de cabecera y los sitios siguientes: El Charal, La Glorieta, Las Agüitas, Cipro, El Barrizal, Mosanga, Samán Mocho, Los Guayabitos, Las Garcitas, La Negra, El Hondo, Paraparal, El Roble, Cascabel, El Olivo y el Cerrito.

 

TOPONIMIA DE LOS GUAYOS. ORIGENES Y ETIMOLOGÍA.

 

            Guayos es voz indígena originada de la alteración fonética de la voz “Uayo”, posiblemente de la lengua Arahuaca[5]. La palabra Wayos o Guayos significa goma o resina, extraída de la corteza de los Huayules[6]. Siempre se ha creído que los aborígenes que poblaron esta zona eran de origen Arahuaco, sin embargo hay que señalar que las encomiendas rara vez respetaban las diferencias etnográficas y en estos pueblos simplemente se concentraban indígenas de diversas procedencias. Ahora, antes de la llegada de los conquistadores españoles, si es posible que la Zona de los uayos haya sido habitada por Arahuacos aunque esto se discute mucho por la siguiente razón: Tal vez, en vez de Arahuacos, la región estuvo dominada por algún tronco Caribe. Laukotka[7] divide el tronco Caribe en 21 grupos: Uno de estos grupos es el tamanaco que incluye variantes como: Tamanaco (Propiamente dicho), Chaima, Cumanagoto, Tibericoto, Palenque, Caraca, Ciparigoto, Teque, Tacarigua, Toromaina, Arbaco, Meregoto, Quiriquire, Chapacuare, Tarma, Mariche, Guaiquerí, tomaza, Píritu, Tagare, Pariagoto y Chamaygua.

Igualmente, Marc Civrieux[8] afirma que al norte de Venezuela entre Borburata y el Lago de Valencia,  y desde el Oeste hasta Paria, eran de dominio caribazo. En la parte central de esta faja vivían los Palenque y Cumanagotos, y en el extremo oriental los Parias y los Chaimas. Las tribus centrales (Cumanagotos) como los Chaimas, denominábanse Choto (gente, persona) y hablaban dialectos de un idioma común (Chotomaimu). Es probable pero no probado que los caribanos más occidentales (Caraca, Meregoto), también eran Choto y hablaban dialectos Chotomaimu, lengua de los Caribes Septentrionales, bien diferenciada de la lengua Kariña o Caribe. Es más, recientes teorías afirman que alrededor del lago de Valencia o de los Tacariguas (lo que incluiría a Los Guayos), se hablaba Guaiquerí, lo que reafirmaría la tesis de estar más vinculado a los Caribes que a los Arahuacos.

 

A mediados del siglo XVI, se formó la comunidad o Doctrina de Los Guayos. El Capitán Agustín de Herrera, casado con Doña Leonor Pacheco, hija de Juan Fernández de León, tuvo encomienda en Los Guayos junto con Guacara y lo sucedió su hijo Don Juan sarmiento de Herrera. Es bueno acotar que a la llegada de los españoles, los aborígenes, en particular los que quedaban en la jurisdicción de Valencia fueron organizados en encomiendas y en ellas se agrupaban para ser adoctrinados por sacerdotes misioneros a los cuales se les decía curas doctrineros. Se dio el nombre de Encomiendas a una extensión de territorio poblada de indios que se concedía a los conquistadores para que estos los explotaran, utilizando el trabajo indígena. El nombre de encomienda se originó en el hecho de que en ella estaban encomendados los indios para que el conquistador los utilizara en los trabajos y cuidara de su educación. El régimen de encomiendas tubo su origen en la edad media y los españoles lo trajeron a América.

Existía una ley, la cual otorgaba una legua[9] de tierra a cada lado de la plaza principal a los indígenas agrupados en pueblos para que estos se dedicaran a sus labranzas y crías de animales. Y fue práctica generalizada que a cada pueblo de indios se le diera una legua de tierra a cada viento o lado de la plaza. El término del lindero se marcaba con una cruz y donde quiera que hubo una de estas se le decía cruz de Legua. Con la legua de Tierra dada a los indios de los Guayos se presentó un largo pleito cuyos pormenores relata el historiador Rafael Saturno Guerra quien localizó el expediente que lo detalla en la oficina de registro pertinente. Fue el caso de los indios que tenían una legua de tierra  que había desde que se trazó la Plaza de Los Guayos a la Laguna de Valencia o Lago de los Tacariguas, y como esta se fue retirando por desecamiento natural, los indios se iban apoderando de las tierras que las aguas iban dejando. Ya a fines de 1780, que no estaban vigentes los repartimientos sino que se vendían las tierras, fueron vendidas las que lindaban con las tierras de los indios a Don Bernardo Sampayo por ser los aluviones o tierras dejadas por el lago propiedad del gobierno, según el derecho español.

En los pueblos de indios no se permitían que vivieran ni negros ni españoles. A este tipo de pueblos se les nombraba su cabildo o Ayuntamiento que llamaban Cabildo de Naturales con su Gobernador o Primera Autoridad que era uno de ellos mismos. Pero había un Corregidor que ejercía la representación del gobernador en la Provincia en uno o varios pueblos de indios. Para 1758 el Cabildo de Naturales de Los Guayos estaba compuesto por: Gobernador Juan delgado; Alcaldes Primero y Segundo José Nicolás Lara y José Hernández; Procurador Bartolomé Real. Los tres últimos no sabían firmar. En 1799, Guacara por vía de decisión judicial, se transforma en pueblo de españoles y vecinos libres, por decisión de la Real Audiencia y en consecuencia las tierras de Guacara pasaron al marqués del Toro y los indígenas tuvieron que trasladarse a Los Guayos. En esa época las autoridades del pueblo de Indios eran Mauricio López, José de la Cruz, y Juan Caricote.

Se presupone que efectivamente en Los Guayos lo que hubo fue una confluencia de indígenas de diversas tribus ubicados en la zona llamada Uayos o uayales y que allí se les concentró para adoctrinarlos, formándose para este fin una Doctrina o Pueblo indígena.

El 23 de abril de 1856, Los Guayos constituye una de las Parroquias Foráneas de la Provincia de Carabobo. En 1964 pasa a ser Municipio Urbano. A partir de 1995, se constituyó en Municipio Autónomo con derecho a elegir Alcalde y Concejales al Consejo municipal. Su primer Alcalde fue el Dr. William Jordán del partido Acción Democrática quien venció en las elecciones de ese año con 3043 votos, lo que representó el 25,56% del total de sufragantes.

 

 



[1] Esta información mostrada en “CONSIDERACIONES GENERALES DE LOS GUAYOS” ha sido extraída del libro Historia del Estado Carabobo, escrito por el Doctor Torcuato Manzo Núñez en su 2da. Edición, Montalbán, 1983.
[2]
[3]
[4]
[5] Rafael Saturno Guerra p.p. 48-49
[6] J. Briceño E. p. 224.
[7]
[8]
[9]

ANTIGUOS VECINOS DEL PUEBLO DE LOS GUAYOS Y LA DESESTRUCTURACION DE UN  PUEBLO

Los Guayos pueblo, no siempre fue el caos de comercios y tránsito ensordecedor que es hoy en día. Hubo una época en que su vida pueblerina hacía más llevadera la vida. Pueblo de vecinos y gente amable y laboriosa que constituían entre sí, una gran familia.

Comenzaremos por la actual Plaza Bolívar. Según nos narran los vecinos más antiguos del poblado, esta plaza era de tierra amarilla, bordeada de árboles de pata e’ ratón donde se amarraban burros y caballos. En el lado norte de la plaza había un taladro o pozo de agua de donde se surtía el pueblo el cual fue trasladado  luego a la calle Montilla a principio de los años 50. La plaza estaba a un nivel mucho más bajo y fue rellenada con el tiempo hasta alcanzar su altura actual. En 1947, le fue donada un busto con la figura del Libertador, gracias a la gestión de Don Jesús Páez, antiguo vecino y benefactor de Los Guayos. Al Noreste de la plaza, donde actualmente está el dispensario, se encontraba la bodega de Don Jesús Páez y en 1947, su propietario donó el lugar para construir el ambulatorio actual. Diagonal a la iglesia estaba la casa parroquial cuyo terreno se extendía hasta la calle Mariño (1978), al lado había tres casitas pequeñas de bahareque. Donde está la Panadería La Perla había un sembradío de hortalizas (coliflor, repollo, berenjena, caraotas), que perteneció al señor Julio Cesar Blanco (popularmente conocido como el Chingo César).

En el actual sitio donde de yergue el Súper Mercado Pita, había un Campo deportivo donde jugaban Béisbol dos equipos locales (El Esfuerzo y Los Caribes). Este terreno era propiedad del Señor José Hernández. Luego fue construido allí el Súper Mercado Los Guayos, propiedad del señor Justo Rodríguez quién a principios de los setenta lo vendió a comerciantes chinos quienes le denominaron Súper Mercado Pita, nombre que conserva hasta hoy. Diagonal al Pita estaba el Colegio Guaparo (Casa antigua), al lado donde actualmente está la cancha deportiva, estaba el hogar del señor Carlos Hernández y a su lado la prefectura, que hoy ocupa la oficina de correos de Ipostel y la prefectura en la parte trasera mirando hacia la Avenida Bolívar o Carretera Nacional.

 

Donde está la Carnicería Municipal, había una casa de corredor frontal y allí funcionaba la Bodega El Pegón, luego más casas de corredor frontal a dos aguas y por último la Bodega de Don Jesús Páez, que actualmente es la única que se mantiene en pie. Allí se traslado luego de haber donado su antiguo espacio para la instalación del ambulatorio tal como se explicó anteriormente.

 

El actual comercio Gran Prosperidad está ubicado donde una vez se erigió una casa de bahareque a dos aguas con ventanas pequeñas   habitada por la familia de Leonor Martínez, detrás había un terreno con árboles de cují, Tiamo, Dividive, Indio desnudo entre otras plantas.  Al lado estaba un terreno baldío. El caño entrando a los Guayos que actualmente es un canal de aguas negras le llamaban Caño de Malariología y recogía las aguas de los cultivos cercanos. Allí incluso, la gente aprovechaba y lavaba la ropa.

 

La casa donde actualmente está el llamado “Club Oriental” era de bahareque y toda la cuadra era su terreno. Esta casa era llamada “El polvero”.

 

Al lado de donde ahora está la Cervecería Flor de Los Guayos, estaba la Bodega de Manuel Chirimedia. Donde está el Súper Mercado La Punta, estaba el llamado Cine Los Guayos,  (Conocido también como Cine La Palomera o el Palomero), por la abundancia de estas aves en su tejado. Allí se proyectaban películas tales como Roy Roger, El Zorro, Series de Charly Chaplin, entre otros. La entrada era a 0,50. Lamentablemente fue demolido en 1969. Este cine o sala de proyecciones, había sido inaugurado en 1945 por su dueño el Señor Samuel Upiano y en 1969 fue trasladado al Roble donde funcionó casi una década. Siguiendo con esta cuadra, al lado del mencionado cine La Palomera o Cine Los Guayos, estaba el Bar La estrella de los Guayos, con patio de bolas y bolón (juego que consistía en una especie de boliche donde había que tumbar tres tacos o pines de madera con una enorme bola del mismo material). Este bar llegaba hasta la actual panadería.

 

Junto al Río Los Guayos aún subsiste una vieja casa de tejas y bahareque propiedad de una familia de apellido Villegas donde vivía la comadrona del pueblo. Adjunto a esta casa está un terreno que era propiedad de Emilio Aguilar. Donde actualmente está la fabrica de paletas casi saliendo al puente vía Guacara, había un terreno donde abundaban plantas de ciruelas y mamones, con una casa de tejas y bahareque. La mitad de ese terreno fue alquilado y se construyó la sede de un club muy popular llamado “El Clan Dinámico” cerca del año 1965 el cuál funcionó como tal hasta 1982. Según cuenta el Señor José Gregorio Zambrano, quien fue uno de sus fundadores, allí se organizaron sendas fiestas donde participaron orquestas de la talla de La Billo’s, Los Melódicos, Víctor Piñero, Orlando y su Combo, Oscar D’León entre otros. Este club fue quemado tres veces tal vez por fallas eléctricas o por sabotaje de otros clubes rivales. Según los vecinos del pueblo entrevistados, el pueblo empezó a decaer al final de los años sesenta, cuando gran cantidad de antiguas casonas y terrenos, fueron adquiridos por españoles y chinos para erigir comercios y panaderías lo que contribuyó a desestructurar el pueblo donde no se sabe cuál es ahora el área urbana ni cuál es la comercial. Por eso muchos llaman a Los Guayos el “Pueblo que se negó a morir, ya que actualmente ni es pueblo, ni es zona comercial, ni es zona industrial, ya que todo está mezclado sin definición cierta.


 

 

 

 

 

 

SELLO DEL ANTIGUO Y FAMOSO CLUB “EL CLAN  DINÁMICO” QUE FUNCIONÓ EN LOS GUAYOS DESDE 1965 HASTA 1982.CORTESÍA SR. GERMÁN PÁEZ.